La boda de los Reyes Católicos no fue nada convencional. De hecho, su casamiento se tuvo que realizar en secreto por la oposición del Papa y del entonces monarca de Castilla Enrique IV, hermano de Isabel por parte de padre. Había declarado que le nombraría su sucesora si él elegía a su esposo. Esta situación terminó en una guerra por la sucesión de la Corona de Castilla, por parte de Isabel y Juana, hija de Enrique. Y el provecho por parte del monarca de Aragón, Juan II, para prometer a su hijo con Isabel.
Los enredos por el poder de Castilla eran tales, que incluso los novios llegaron a falsificar una Bula Papal para poder contraer matrimonio. Por ello, llegaron a ser excomulgados. Pero dos años después del enlace, efectuado el 19 de Octubre de 1469 sin ningún fausto, llegó la solución de la mano del Vaticano; se les entregó la Bula de Simancas, con lo cual, se legitimaba su matrimonio.
Ya puestos en antecedentes, vamos a imaginarnos la boda de Isabel y Fernando en pleno siglo XXI pero sin las intrigas dinásticas.
Al pensar en Isabel me ha venido a la cabeza inmediatamente @lorenzocaprile. Sus diseños habrían hecho las delicias de la Reina de Castilla.
En cuanto a los zapatos, se pondría estos impresionantes @salo_madrid.
El tocado elegido de @grace_bridal_industries.
El ramo de @floresenelcolumpio, ramo precioso de flores preservadas.
Ahora vamos con el novio. Fernando I de Aragón… Sabéis que no me puedo resistir a los diseños de @ottavionucciogala. Me parece que el detalle de la corona es lo más.
El lugar de celebración, una Iglesia llena de flores y sólo iluminada con velas. Con preciosas vidrieras irradiando color.